5 Al asomarme vi las antonias azules.


Voz: Marosa di Giorgio
Música: "Analía" por La Dulce


Al asomarme, vi las antonias azules.
Sobre los pétalos de seda celeste brillaban las pecas violetas parecían arder y girar como si fueran almas o planetas.
A veces daban un pequeño maullido, se oía bramar a los dibujos azules… así que habían nacido la noche anterior de súbito y un poco antes de tiempo.
A su lado, las otras flores no podían subsistir. Ya habían caído los azahares, la marcela, las rosas desenroscadas.
Fui a esconderme, a encerrarme, a acostarme.
Pensé en mamá en un lejano país, que no me había alertado lo suficiente. Tenía un miedo espantoso, como si un muerto anduviera libre y sin embargo… eran tan hermosas. Me atreví a espiarlas a través de una cortinilla.
Les vi las caras redondas y los cálices estrellados.
Después, todas las cosas parecieron cambiar de lugar. Torné a mi comarca, pero las antonias azules prosiguen su terrible proceso en el pasado y en lo que vendrá.

4 A veces los caballos se reúnen allá...



Voz: Marosa di Giorgio
Música: "Claros" por Travesía (1983 - Mariana Ingold, Estela Magnone y Mayra Hugo)


A veces, los caballos se reúnen allá. Las lechuzas con sus sobretodos oscuros, sus lentes muy fuertes, sus campanillas extrañas convocan a los hongos blancos como hueso, como huevos. A veces tenemos hambre y no hay un animalillo que degollar.
Entonces vamos por la escalera hacia el desván a buscar las viejas piñas, los racimos de tablas con sus uvas duras y oscuras, las viejas almendras. Al partirlas salta la vicheja, lisa, suave, anacarada, rosa o azul.
Si es de color oro la arrojamos al aire y ella se pone a girar envuelta en un anillo de fuego como un planeta.
A veces, ni tengo hambre. La luna está fija con sus plumas veteadas. Cantan los caballos...

3 Anoche volvió otra vez La Sombra...


Voz: Marosa di Giorgio
Música: "Calma" de Inés Saavedra



Anoche, volvió, otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado
cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín de violetas,
el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos
como huesos, las dulceras con olor a rosa.
Tomó al dormitorio, interrumpió el amor, los abrazos; los que
que estaban despiertos, quedaron con los ojos fijos; soñaban,
igual la vieron.
El espejo donde se miró o no se miró, cayó trizado. Parecía
que quería matar a alguno. Pero, salió al jardín. Giraba, cavaba,
en el mismo sitio, como si debajo estuviese enterrado un muerto.
La pobre vaca, que pastaba cerca de la violetas, se enloqueció,
gemía como una mujer o como un lobo. Pero, La Sombra se fue volando,
se fue hacia el sur. Volverá dentro de un siglo.

De "Los papeles salvajes" 1971

2 Las margaritas abarcaron todo el jardín...

(Mis margaritas! Las que un día plantamos juntos y ahora que ya no queda
nadie en Dénia... estarán secas en aquel balcón... o tal vez la lluvia haya hecho el milagro)

Voz: Marosa di Giorgio
Música: Grano de arroz (M.Ubal y E.Darnauchans) por Eduardo Darnauchans


Las margaritas abarcaron todo el jardín, primero fueron como un arroz dorado, luego se abrían de verdad, eran como pájaros deformes, circulares, de muchas alas en torno de una sola cabeza de oro o de plata. Las margaritas doradas y plateadas quemaron todo el jardín. Su penetrante perfume a uva nos inundó, el penetrante perfume a uva, a higo, a miel de las margaritas quemó toda la casa.

Por ellas nos volvíamos audaces, como locos, como ebrios e íbamos a través de la noche, del alba, de la mañana, por el día cometiendo el más hermoso de los pecados, sin cesar.

1 Los hongos nacen en silencio


Voz: Marosa di Giorgio
Música: “Los hongos de Marosa” (Juana Molina)


Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio;
otros, con un breve alarido, un leve trueno. Unos son
blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma,
la estatua a una paloma; otros son dorados o morados.
Cada uno trae -yeso es lo terrible-- la inicial del muerto
de donde procede. Yo no me atrevo a devorarlos; esa carne
levísima es pariente nuestra.
Pero, aparece en la tarde el comprador de hongos y
empieza la siega. Mi madre da permiso. El elige como un
águila. Ese blanco como el azúcar, uno rosado, uno gris.
Mamá no se da cuenta de que vende a su raza.

De "Los papeles salvajes" 1971